lunes, 9 de febrero de 2009

Víctimas de la pena de muerte

Este fin de semana no he mirado apenas los periódicos y, francamente, quizás no debería leerlos. Dije en una entrada que a pesar de los agoreros sería positiva y optimista. Me temo que la realidad se empeña en ponerme en el lado oscuro. Como he dicho, apenas eché una mirada a los suplementos y leí el pie de foto del retrato de una niña china, pero fue suficiente para que los ojos se me llenaran de lágrimas a pesar de que no la tengo fácil. Si han leído el artículo sobre los "daños colaterales de los ejecutados en china", sabrán a qué me refiero. Muchos niños y niñas chinos van a parar a un centro, otros no tienen esa suerte, mientras sus padres encarcelados (padre o madre) esperan la hora de su ejecución. La pena de muerte en china se aplica para delitos tan nimios como vender tarjetas SIM falsas. Al acto terrible de la pena de muerte se le junta esos niños abrazados a una foto de su madre o de su padre ajusticiado, algunos incluso estuvieron presentes en los momentos previos a la ejecución y guardarán para siempre el recuerdo del llanto de un padre que no quire separarse de sus hijos. Un alto precio por el delito cometido. ¿Cúal sería el precio que tendrían que pagar los que ordenan la pena de muerte por el daño causado, no ya al muerto, sino a esos hijos? ¿Cúantas veces habría que condenarlos a muerte por ese terror? ¿Con cuantas vidas saldarían su cuenta?.
La pena de muerte es mala hasta para los que la merecen. La pena de muerte es un mecanismo que jamas, en ninguna circunstancia, debe de tener un estado en sus manos. Está más que demostrado que sólo sirve para quitarse de encima a los desgraciados, en otros casos a los enemigos del poder establecido y en otros, como en el caso de China, se matan varios pájaros de un tiro, como puede ser (según apunta el artículo) el tráfico de órganos de los difutos ejecutados. Me parece tan espeluznante que no voy dar detalles. Si quieren, y si no lo han leído ya, les remito al suplemento XL Semanal.

4 comentarios:

Daniela dijo...

¡Hay de los horrores de la vida! Hace algunos días veía y escuchaba en un video del cual te he dejado enlace, que tal vez en unos años cincuenta especies desaparezcan del planeta, en cambio si desapareciéramos nosotros pobres humanos, esas cincuenta especies se salvarían. Yo jamás he estado a favor de la pena de muerte, pero créeme cuando te digo que hay personas a quienes la vida les queda grande.
Me imagino el sentimiento de pesar que tienes, porque es algo que no se va, lamentablemente es algo con lo que vivimos millones. Un continuo y desagradable sentimiento de pesar escondido, agazapado, incrustado en la esperanza que esas realidades no nos toquen ni a nosotr@s, ni a nuestros hij@s.
Recibe un abrazo y una mejor esperanza.

Carmen Ibarlucea dijo...

Qué puedo decir Teresa, esta vez no ha polémica... 100% contigo

Carmen Ibarlucea dijo...

Por cierto, te he dejado un mimo en el blog que dedico a mis hijos...

pasa a recogerlo

http://mishijosmioro.blogspot.com/

Daniela dijo...

ja ja Teresa, tienes otro mimo en mi blog de animación a la lectura, ya sabes, se pueden coleccionar.
Besos todos.